Mi pecado favorito by Noa Alférez

Mi pecado favorito by Noa Alférez

autor:Noa Alférez [Alférez, Noa]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Histórico, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2022-11-01T00:00:00+00:00


* * *

—Así que te escondías aquí —⁠dijo Vivian al encontrar a Isabelle recostada en uno de los cómodos sillones de la biblioteca.

—Me has asustado —se quejó, sacando un plato de galletas que había escondido debajo de un cojín.

—¿Y esto? —Vivian le quitó una pasta y le dio un buen mordisco.

—Apenas probé bocado durante la comida. La abuela de Clarice no hace más que mirarme con cara de censura cada vez que me ve comer, hablar, o incluso respirar. Así que no comí casi nada del segundo plato y no probé el postre. Y el sonido de mis tripas vacías no me ha dejado echarme la siesta. He intentado sobornar a una de las doncellas para que me consiga algo de comida, por lo visto le he dado pena y me ha traído un plato de galletas.

Vivian soltó una carcajada.

—Que la zurzan. Esa mujer es cada vez más odiosa, estoy empezando a cansarme de que me mire como si estuviera oliendo algo podrido —⁠se quejó Vivi.

—No le ha sentado muy bien que Rutherford y tú hayáis estado un rato desaparecidos. Ha azuzado a Clarice hasta que ha ido a buscaros.

Vivian dio un nuevo mordisco a la galleta que se convirtió en una masa arenosa imposible de engullir mientras ganaba tiempo para armar una respuesta neutra.

—Estaba enseñándome algunas fotografías —⁠respondió al fin jugando con un hilito suelto de su falda.

—Deja eso o agujerearás la tela. Vivi, ¿hay algo de lo que quieras hablar?

—No, ¿por qué lo preguntas? —⁠contestó a la defensiva desviando la mirada hacia la alfombra, consciente de que Isabelle sería capaz de leer sus ojos.

—Porque te noto distinta. Más reservada, como si guardaras un secreto. Creo que te gusta alguien y espero que sea Neil.

Vivian levantó la cabeza y la miró con la ceja arqueada. Una conversación en el pasillo atrajo su atención salvándola de la incómoda pregunta, que aún no tenía una respuesta lógica ni para ella misma.

—Vamos a ver qué hacen los demás —⁠sugirió Issy después de darle un suave pellizco en su mejilla⁠—. Pero dejaremos las galletas convenientemente escondidas por si tampoco puedo cenar a gusto.

Ambas salieron de la biblioteca todavía riendo, pero la risa de Vivian perdió su intensidad al ver llegar a Clarice cogida del brazo de Rutherford. La joven sonrió ampliamente cuando vio a sus amigas, pero el conde mantuvo su habitual porte frío y comedido.

—Qué flores tan bonitas —señaló Isabelle al ver el ramillete de flores silvestres de color morado que portaba Clarice.

—Sí, son hermosas. Se resisten a desaparecer a pesar del frío. Hemos ido a dar un paseo hasta un maravilloso puente de piedra y lord Rutherford ha cogido este pequeño ramo para mí.

—Qué encantador… —masculló Vivian con sarcasmo sin poder evitar la punzada de rabia⁠—. ¿Ese es el sitio tan bucólico que me ha comentado que quería fotografiar? Clarice será una modelo excelente, sin duda su pelo hará un maravilloso contraste con todo lo que la rodea. Con las piedras, con los patos, los insectos…

Marcus se limitó a mirarla con la actitud más indiferente que pudo componer durante lo que pareció una eternidad.



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